Todos recordamos los efectos que Stuxnet, una ciberarma creada por los Estados Unidos e Israel, produjo en las instalaciones nucleares iranies. Pero el liberar malware tan sofisticado como este siempre conlleva efectos secundarios. A parte de infectar sistemas en otros países de la zona ahora se ha confirmado que también ha infectado incluso a empresas estadounidenses como Chevron.

Cyberwar

 

 

Cuando se crea un malware con la capacidad de autopropagarse, es imposible preveer de antemano todas las situaciones y poder limitar su expansión de manera precisa. Podríamos encontrar un simil en los bombardeos "quirurgicos" que aunque pueden llegar a limitarse a la zona del objetivo siempre cabe la posibilidad que afecten a civiles. Pues algo así es lo que ocurrió con Stuxnet, y posiblemente también con otras ciberarmas, ya que sus efectos no se limitaron a sus objetivos iniciales en Irán sino que afectaron a otros países e incluso como decíamos a empresas estadounidenses.

Chevron, una empresa petrolera, encontró el malware en sus sistemas allá por Julio de 2010 y según las declaraciones de su manager general en el departamento de ciencias de la tierra, Mark Koelmel a Wall Street Journal "No creo que el gobierno de los Estados Unidos sea consciente de hasta donde se ha expandido" y también comenta que "Creo que los efectos secundarios de lo que hicieron van a ser mucho peores de lo que llegaron a conseguir".

Esta última declaración viene en la línea de la escalada de ciber ataques contra instalaciones industriales, que aunque menos complejos que Stuxnet, se han mostrado también eficaces y son una continua fuente de dolores de cabeza para estas empresas. Por ejemplo tenemos el caso del virus Shamoon (de origen iraní?) el cual destruyó cerca de 30.000 sistemas pertenecientes a la Saudi Arabian Oil Co. y a la compañía qatarí Rasgas en Agosto.

Chevron ha sido la primera compañía estadounidense en reconocer la infección por Stuxnet, pero se cree que la mayoría de los casos se hacks de este tipo se mantienen secretos.

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